Por Marcos Calligaris

(Sirva esta entrevista para mantener vivo el recuerdo de una de las personas con las que recorrí mis primeros pasos en el periodismo.)

Víctor Brizuela es una de las personas más autorizadas en Argentina y el mundo para hablar de fútbol y del Campeonato Mundial.
Con más de medio siglo ilustrando por radio cada detalle de lo que sucede en los escenarios futbolísticos más importantes del planeta, el Maestro Víctor no ha dejado de acompañar a la selección Argentina desde el mundial de Chile 1962.
Como dato extraordinario que lo pinta de pies a cabeza, el de Alemania será el undécimo mundial de este mito viviente del periodismo deportivo.
Lo que le sobra son anécdotas, reseñas y experiencias a Víctor Brizuela, quien vive de lo que le gusta y gusta de lo que vive.

¿Por qué se genera tanta expectativa por el mundial en nuestro país?
El fútbol no sólo mueve a los argentinos, mueve al mundo entero. No hubo nunca, ni hay ningún evento que pueda concitar mayor atención a todos los niveles en todo el planeta. Todos los países se conmueven con este campeonato. Desde Hitler al Papa no falto ninguno haciendo acto de presencia en este tipo de juego. Además es un evento de tipo social, de tipo cultural-
Tomando solamente un aspecto que nos permita medir lo que implica un mundial, creo que no hay ninguna actividad que justifique como ésta, semejantes inversiones publicitarias.

¿Hasta dónde llega el poder de la FIFA?
Me atrevo a decir que tiene más poder la FIFA que la Organización de Naciones Unidas (ONU). La FIFA hace todo lo que se propone y tiene más países afiliados. La ONU es muy declaracionista, hacen ricos cócteles y reuniones muy importantes, pero logran muy poco.

Viéndolo de este punto, la FIFA tiene tanta injerencia en la organización como el país sede…
La FIFA es muy organizada, a tal punto que es la institución que realmente organiza el evento. Desde la FIFA le mandan al país sede, un documento que dice “Mire, esto es lo que tiene que hacer en los próximos 6 meses”. A los 6 meses te mandan una inspección y si los trabajos están atrasados te multan y hasta corrés el riesgo de que te quiten el mundial. Y así te dicen todo lo que tenés que hacer. Yo le doy un mérito grande a esta gente.

¿Qué significa para un periodista deportivo como usted cubrir este evento?
Para un hombre del fútbol como yo, es lo más grandioso que se me puede ofrecer. Te lo digo porque yo vivo creciendo con los mundiales. En Alemania cumplo mi mundial número once. Hace poco tiempo le comenté a Franz Beckenbauer que yo había estado en el primer mundial que organizó Alemania en 1974 y que me acordaba hasta de la canción germana de aquel mundial. Ahora me toca volver y encontrarme con una realidad totalmente distinta después de tantas cosas que pasaron en esa república. Es muy especial.

Usted puede contar parte de su historia personal a través de los mundiales…
He adquirido mucha experiencia a través de un itinerario de mundiales que comenzó en Chile 1962, en la pobre Chile de aquel momento, luego siguió en Inglaterra en 1966, cuando sino hubiera sido por un árbitro alemán que nos sacó capaz que llegábamos a la final…y así podríamos enhebrar casi cincuenta años de fútbol internacional.  

¿Cuál es esfuerzo de un periodista “detrás de escena” previo al mundial?
Antes que nada este trabajo no es un esfuerzo. Porque hacer lo que realmente te gusta, vivir dignamente de ello y encima poder conocer el mundo….yo no lo llamaría esfuerzo.
Esto es como un virus que te contagia y no te lo podés sacar nunca más. Te sucede que en el momento en que un mundial está terminando ya estás haciendo las valijas para el próximo. Creo que lo podría llamar esfuerzo si tuviera que empezar de nuevo, pero si te venís preparando durante 50 años y le dedicaste lo mejor de vos, ya no es un esfuerzo, es un compromiso que asumiste con la gente a quienes tenés acostumbrados a que siempre vas a estar.

¿Qué le gusta contarle al público acerca del mundial?
Si yo fuera al mundial a hablar sólo de fútbol, significa que tendría una pelota en la cabeza. Además nos soy un hincha de fútbol con un micrófono en la mano. Siempre procuré contarle a la gente acerca de vivencias, cosas que pasan. Durante un partido, sería incapaz de no contarle a la gente que al lado de mi cabina hay un Sultán, por ejemplo, que viene de tal país; o que me encuentro en Zaire, donde el ingreso per cápita es de tanto, y qué es lo que comen, y que automóviles veo por la calle, etc. Creo que he logrado satisfacer lo que la audiencia quiere escuchar. No soy un hincha.

La tecnología ha ido haciendo muy diferentes sus coberturas…
Lógicamente las cosas cambiaron mucho: antes hacíamos transmisiones muy a pulmón hoy la tecnología te facilita todo. Y aprovecho para darte una primicia, nuestros ingenieros para esta ocasión han logrado que podamos superar el delay. Esto es el tiempo, las milésimas de segundo en que la radio llegaba más tarde que el televisor. 

¿Cuál fue el hecho que más lo marcó a través de los mundiales que recorrió?
En el año 1979, estaban por jugar Italia contra Argentina en Roma, cuando el Papa concedió una audiencia con las delegaciones de los dos países. Ese día pude llegar hasta delante del Papa Juan Pablo II, lo tomé de las manos. Siempre me quedó la idea de que había tocado las manos del representante de Dios, y que esa milagrosa situación me vinculó, me mantiene vivo.

¿Gana Argentina el mundial?
Esta vez no vamos pensando en que somos los mejores y por eso vamos con muchas chances.

Maestro, sus anécdotas son inagotables, ¿cuándo va a escribir su propio libro?
Cuando sea grande.