Month: September 2009

Las caras de la mañana de Córdoba

Entrevista a Jorge Cuadrado y ‘Lagarto’ Guizzardi, periodistas
Por Marcos Calligaris

Aldo “Lagarto” Guizzardi y Jorge Cuadrado tienen muchas cosas en común. Ambos trabajan desde hace largo tiempo en televisión, medio por el cual comparten la pasión y hasta el mismo canal, el 12.

Tanto el Lagarto como Cuadrado compartían un protagonismo indiscutido en sus respectivos programas cuando decidieron ser partícipes de una nueva etapa en la televisión cordobesa: la mañana.

No fue fácil, pero la mañana televisiva se fue afianzando y actualmente le da pelea mano a mano a la radio. “Competimos con inmediatez, un elemento que hasta no hace mucho tiempo era exclusivo de la radio, pero además le hemos puesto un valor agregado definitorio, la imagen”, afirma Guizzardi, quien día a día conduce el “Show de la mañana”.

También se ha sumado un nuevo público. Así lo cree el conductor de Arriba Córdoba: “Lo más importante fue haber incorporado al circuito de la noticia a gente que antes no se informaba hasta la noche, si es que se informaba”, sostiene Cuadrado.

Pero la información no es el único componente de estos programas, el formato también admite entretenimiento, más ‘ida y vuelta’ con la gente, más opinión.

La mañana es el presente del Lagarto y Jorge Cuadrado. Pero hay un antes, hay paralelos, hay circunstancias que los sitúan donde están y Revista Yas! lo quiere contar.

¿Cuáles fueron sus primeras experiencias en TV?

Lagarto Guizzardi: Mi primera experiencia fue en San Carlos de Bariloche en 1975, con un ciclo que sólo duro dos programas, tenía por entonces 20 años. Luego y ya de manera casi ininterrumpida desde 1985 a la fecha, siempre en Córdoba.

Jorge Cuadrado: Yo tenía 22 años y Ricardo Palladino, el jefe de noticias del 10, necesitaba un cronista. Tuve que dejar la facultad pero allá fui. Mi primera nota fue en un cuartel de bomberos de barrio Maipú.

¿Qué anécdotas recuerdan de entonces, que contrasten con el presente, con sus programas actuales?

Lagarto Guizzardi: No es una anécdota, es un grato recuerdo que contrasta un poco con estos días. En Bariloche, una sola cámara, muy poca luz, un solo micrófono, un solo pantalón y un solo saco (el mismo que usaba para salir a la noche). Se permitía una sola toma y de la cintura para arriba; abajo, el pantalón y los zapatos mojados por la nieve. Ah, me olvidaba, un solo televidente también. De aquella frustración a estos días pasaron muchas cosas y de a poco se fueron cumpliendo los módicos sueños de mi carrera. Hoy estamos calentitos, con cuatro cámaras, asesor de vestuario, maquilladora, productores, y el segundo caudal de audiencia de la mañana.

Jorge Cuadrado: Yo tenía 21 años y además de trabajar en la radio, mañana y tarde, me gustaba salir, como a cualquiera a esa edad. Un lunes a la mañana dije que en el boliche de Santa Rosa, el sábado a la noche había habido una batahola. Recuerdo como si fuera hoy esa palabra. Santa Rosa de Calamuchita hervía de turistas y fiesta y el dueño del boliche no me dejó entrar por lo que había dicho. Incluso amenazó con desconectar los parlantes de la radio de circuito cerrado de la confitería más popular del pueblo. Muy temprano empecé a darme cuenta de lo que era resistir las presiones, de lo que era el periodismo independiente.

¿Hasta qué punto son conscientes de la capacidad de influir en la sociedad que tienen?

Lagarto Guizzardi: Sé que lo que uno dice frente a una cámara es recibido por mucha gente y tal vez pueda crear un clima especial sobre un tema determinado. Yo en lo particular no soy un analista, pero sí he comprobado que a partir de comentarios o enfoques basados en la experiencia cotidiana he logrado abrir debates sobre temas que yo considero esenciales y que deberían ser tratados en los medios de manera más frecuente. La honestidad de los dirigentes, la efectividad en su trabajo, la solución inmediata de los problemas acuciantes de la gente, el sostenimiento del dialogo y la discusión como herramienta de crecimiento, la renovación de la dirigencia, la creación de nuevos cuadros políticos capacitados, la facilitación de herramientas para investigar los hechos de corrupción, la depuración de los instrumentos para la elección de autoridades, la denuncia de la trampa , del sometimiento y la esclavitud impuesta por el asistencialismo político. Creo profundamente que es una obligación de los comunicadores declararle la guerra a la vieja política, nos merecemos otra cosa. Ojala que podamos influir para que estos temas sean tenidos en cuenta y para que cada día más gente participe, se comprometa.

Jorge Cuadrado: Esa pregunta implica que la “capacidad de influir en la sociedad” es algo medible, matemático. Y no es así. Por otro lado, yo encaro mi trabajo de todos los días con rigor y profesionalismo. Tengo que informar lo que veo y sé, tengo que analizar, interpretar y opinar con datos y elementos, tengo que estudiar todos los días para saber más del mundo y del hombre. De eso sí soy consciente, de la responsabilidad social que tiene mi trabajo. A mí no me interesa influir en la sociedad. Eso es para megalómanos y yo apenas soy un periodista.

¿Se consideran vergonzosos a la hora de hablar de sí mismos?

Lagarto Guizzardi: No me da vergüenza hablar de mi vida, no tengo nada que ocultar, hablo con mucho cariño, respeto y agradecimiento por lo vivo y me ha tocado vivir.

Jorge Cuadrado: Diría que me pone incómodo.

¿Cómo es un día de ustedes?

Lagarto Guizzardi: El despertador suena a las 05.45. Desayuno, levanto a la tropa, dejamos a Lucca en el colegio y seguimos con mi señora hacia el canal. A las doce, un pequeño corte para hacer una hora de natación y luego a la productora para armar el programa del día siguiente o diagramar alguna estrategia de trabajo con mi socia Gladys Vega. A eso de las 19 hs. ya estamos de regreso en casa, cena temprano, un poco de música, Internet, un libro y a la cama.

Jorge Cuadrado: ¿Ves?, esas cosas me ponen incómodo. (Risas) Soy una persona como todas. Tengo mi trabajo, mi familia, mis amigos… nada especial. Te aburrirías escuchando sobre mi día.

¿Con respecto al carácter, cómo se definirían?

Lagarto Guizzardi: Fundamentalmente soy optimista, de buen carácter, alegre, a veces un tanto introvertido, intolerante con las agachadas.

Jorge Cuadrado: Me he pasado más de cuarenta años de mi vida tratando de definirme y aún no he podido. No sé, creo que si el hombre pudiera definirse a sí mismo perdería la magia que afortunadamente aún conserva la raza humana.

Televisión cordobesa, un modelo para armar

La televisión de Córdoba corre con desventaja en relación al desarrollo que tuvieron los medios radiales y gráficos de la ciudad, que incluso en el caso de los líderes, están técnicamente a la altura de los medios porteños. ¿Qué debe cambiar? ¿Hay virtudes para rescatar?

Lagarto Guizzardi toma la delantera con un diagnóstico politizado y una propuesta superadora: “La televisión cordobesa tiene los mismos problemas que la provincia, habría que incluirla en el reclamo que dicen que llevarán los legisladores a la Nación. Nos hace falta desarrollo tecnológico y sin él, la televisión difícilmente progrese más de lo que lo ha hecho. La televisión, no así la radio, depende fundamentalmente de lo tecnológico para poder crecer y hoy lo tecnológico es dinero.

No hubo ningún gobierno en la provincia que se haya preocupado por este tema de manera seria, nunca se habló de créditos blandos para desarrollar esta verdadera industria que generalmente se desconoce. Para hacer nuestro programa de la mañana se ocupan directa e indirectamente más de 35 personas, es decir 35 familias, una Pyme o más que eso. Mucho podría crecer este rubro si técnicamente estuviésemos a la altura de la competencia con Buenos Aires. Ojalá alguien piense en esto y genere créditos, no subsidios, ni ATN, créditos a aquellos productores que puedan garantizar el reintegro y la producción de contenidos locales y exportables. Hace mucho tiempo, presentamos un proyecto en este sentido y creo que debe estar en algún cajón o se lo llevó Crese”, finaliza Guizzardi.

Por su parte, para Cuadrado es difícil hablar de una “televisión cordobesa”, y defiende su punto de vista: “sobre todo porque habría que dividir entre noticieros, programas periodísticos, de entretenimiento y los quioscos que brotan en la mayoría de los canales”. En el mismo plano, el conductor agrega que “entre los noticieros, la mayor virtud es la seriedad y el respeto. Eso de no inventar cualquier cosa con tal de decirla antes. Entre los defectos, el más importante es la falta de valentía para tomar riesgos y elaborar cosas nuevas”.

¿Consideran que sus programas por la mañana marcaron una nueva forma de estar informado en Córdoba?

Lagarto Guizzardi: Definitivamente, competimos con inmediatez, un elemento que hasta no hace mucho tiempo era exclusivo de la radio, pero además le hemos puesto un valor agregado definitorio, la imagen. Todos saben que ‘el Show’ está en todos lados, que lo que sucede siempre estará aquí, el televidente sabe que el canal tiene una fortaleza informativa muy importante y esa impronta se traslada hasta nuestro programa.

Jorge Cuadrado: Creo que al menos la gente tiene otra manera de informarse. De todos modos, lo más importante de Arriba Córdoba fue haber incorporado al circuito de la noticia a gente que antes no se informaba hasta la noche, si es que se informaba.

Conduciendo programas líderes en rating ¿es posible abstraerse de la cuestión de las mediciones a la hora de definir contenidos? 

Lagarto Guizzardi: Las mediciones no son para mí un elemento condicionante, son en todo caso una herramienta para perfeccionar, modificar o corregir los rumbos. La medición marca el hoy, pero no dice nada sobre el futuro, para eso hay que agregarle otro valor un poco más profundo y  científico, que son los estudios de mercado, focus group, etc., que nos indican el pulso más profundo del televidente y de qué manera avanzar y corregir. Nosotros hacemos uno todos los años  y hasta ahora nos está yendo muy bien.

Jorge Cuadrado: Yo soy un convencido de que haciendo buen periodismo hay rating. No me desvela el rating. Es una consecuencia del trabajo bien hecho. Me refiero al rating sostenido en el tiempo, no al rating fugaz que se acaba en cuanto pasa una moda. En periodismo la gente sigue a noticieros y periodistas en los que cree. Y construir credibilidad es una tarea de hormiga que requiere de honestidad personal y mucho esfuerzo cotidiano.

¿Por qué consideran que los televidentes los eligen a ustedes, a sus programas?

Lagarto Guizzardi: Canal doce marcó un hito en la televisión nacional, generó un cambio de hábito que hasta entonces no se había manifestado de tal manera. Hoy la mañana de la tele compite directamente con la radio y está avanzando de manera más sostenida y ascendente que ella. Si tuviéramos acceso a lo tecnológico, la radio estaría en problemas. Creo que nos eligen porque competimos con inmediatez, porque no sólo contamos, también mostramos y además porque decimos y nos comprometemos con los televidentes. En el último año se atendieron casi 370.000 reclamos de hechos puntuales que fueron trasladados a las autoridades pertinentes, cronicamos 890 hechos barriales y pasaron 2300 invitados. La gente entiende y sabe que allí estamos, que no le esquivamos el bulto. Puede ser que la gente, después de tantos años, identifique mi imagen con la de un amigo que siempre ha estado allí, en la tele.

Jorge Cuadrado: Yo creo que en cierta forma contesté a esa pregunta, (nos eligen) por la credibilidad. Pero agrego, creo que hablamos un mismo lenguaje, nosotros y nuestros televidentes somos simples, llanos y directos. Nos comunicamos, en el más esencial sentido de la expresión.

¿Hay algún formato de programa que les gustaría realizar en el futuro?

Lagarto Guizzardi: Me encantaría hacer algo como ‘el Show’, pero a la medianoche. Algo más distendido, más humorístico, divertido y reflexivo, un programa de una hora como cierre del día.

Jorge Cuadrado: Hay muchas cosas que me gustaría hacer. Pero supongo que estoy en busca de un formato nuevo. Cuando lo encuentre, quizás salga al aire.

El ‘Lagarto’ y Jorge Cuadrado tienen mucho en común. Y seguramente seguirán coincidiendo en conquistas dentro de un medio al que han dedicado gran parte de sus vidas.

Arriba Cuadrado

Jorge Néstor Cuadrado nació en Santa Rosa de Calamuchita, aunque vivió parte de su niñez en la ciudad de Río Tercero. De ambas guarda valiosos recuerdos. Está casado con Daniela y tiene un hijo, Alexis.

A su padre le gustaba arriesgarse en emprendimientos periodísticos y llegó a tener un par de periódicos regionales y hasta una pequeña FM. “Creo que de ahí viene la cosa”, responde Jorge cuando le consultamos sobre su elección por el periodismo.

Antes de llegar a ser el conductor de Noticiero Doce y de Arriba Córdoba, Jorge fue telefonista, productor, colaborador, cronista, redactor y jefe de noticias de diferentes medios. Afirma que de cada una de esas experiencias tiene “momentos gratos e ingratos que recordar”. Pero de todas maneras, para él “la satisfacción de vivir llega por otro lado”. “Mi trabajo, que ha sido y será arduo y comprometido, es una forma de retribuirle a la vida todo lo que hace por mí”, sostiene.

Entusiasta de las nuevas tecnologías, posee una cuenta en facebook con más de cinco mil amigos. “Facebook es una manera más de comunicarse. Una forma de recibir respuestas directas, sin intermediarios, algo así como “el que escribe está al alcance del que lee”, señala.

La vida continúa fuera de la pantalla. Allí, en el mundo detrás de escena, Cuadrado asegura disfrutar mucho de los desayunos con su mujer, de las charlas con su hijo, las reuniones con sus amigos, los encuentros con su mamá y sus hermanos. “Lo demás (incluido mi trabajo) es bijouterie”, remata.

Y entre esas cosas que disfruta el conductor, no se puede dejar de mencionar su pasión por la escritura. ‘Romagosa’ y ‘Un país para César Ferri’ son las novelas que lo iniciaron exitosamente en el camino de la literatura.

¿Cuál de tus libros te dieron más satisfacción como escritor?

Los dos, por distintas razones. Quizás el segundo, Un país para César Ferri, me defina más como escritor. Pero sin el atrevimiento y la recepción de Romagosa, no hubiese llegado Ferri.

¿Estás trabajando en un nuevo libro? ¿Se puede adelantar algo?

Estoy trabajando sí, pero no sé qué adelantar. Por ahora es una historia de amor. Veremos en qué se convierte.

En una entrevista señalaste que el escritor no se iba a devorar al periodista, ¿seguís sosteniendo lo mismo?

¿Dije eso? No me reconozco en esa frase, porque implicaría adivinar el futuro o algo así. Y no sé lo que va a ocurrir con mis trabajos. Por ahora disfruto de los dos, con distintas intensidades, por supuesto.

Ping Pong de Jorge Cuadrado

Un Hobby: el cine.

Un programa de la televisión cordobesa que no sea el suyo: el Telemanías en épocas del Lagarto. Y Muy Buenas Noches, el programa que producía Zapata a la medianoche y que conducía Clariá con Césari, Zuliani, Lumbía y Ferrari.

Un conductor de TV: El Lagarto. Es mi referente, mi mentor, un tipo al que quiero entrañablemente y al que la televisión cordobesa le debe mucho.

Un libro: Moby Dick. Pero soy injusto con docenas de otros.

Una comida: Los sorrentinos asados de Marcelo Taverna.

Un escritor: Dos: Kafka y Borges. No puedo escindirlos.

Un vino: Me da igual cualquiera.

Una ciudad: Río Tercero.

Una canción: La historia de las sillas, de Silvio Rodríguez.

Un político actual: Ricardo Lagos.

Una banda o cantante: Pink Floyd, lejos.

Lagarto, un show

Aldo Emilio Guizzardi es su nombre completo, aunque todos lo llaman simplemente Lagarto. Está casado con Silvana y tiene un hijo, Lucca.

Desde muy chico, el conductor siguió los pasos de su padre. “Él era un fanático de la radio y yo tomé esa inclinación. A los 14 años debuté como operador y luego como cronista de fútbol”, recuerda.

Luego de haber convivido 37 años con la radio y TV, el Lagarto considera que la ha pasado muy bien con las dos y no podría elegir entre una u otra. Ambas son sus amores. “Siempre consideré que la radio es la madre de todo, es un amor indestructible, pero la televisión es como la  novia nueva, te atrapa, te seduce todo el tiempo, te da y te quita, te hace sufrir, te mima y te embriaga de ego, es peligrosa, es capaz de dejarte en cualquier momento, sobre todo si compraste su miel”, asegura, y continuando con su idílica semblanza, añade:“la radio es menos peligrosa, es la novia del barrio, la podés dejar un tiempo y seguro que cuando volvés, te está esperando”.

Fuera del trabajo, al Lagarto le gusta mucho viajar con su familia, el jazz, la Radioafición y también “un poco el silencio”. “También me gusta leer, escuchar y aprender de mis compañeros que respeto y admiro, Cuadrado, Suppo, Clariá, Battaglino, Londero, Mareco, Perotti, Césari. Es una costumbre que nunca perdí, admirar y disfrutar de mis compañeros lo que yo no tengo.

¿Qué más podemos saber de este periodista, al que el mismo Jorge Cuadrado admira, considera su referente, y afirma que “la televisión cordobesa le debe mucho”? Sin dudas, podemos saber mucho más del Lagarto. Basta como ejercicio, apelar a sus memorias:

“Recuerdo muchas cosas, he participado y generado hechos que para mí han sido importantes. Recuerdo las aventuras de Telemanías, La Pachanga, la producción del primer gran show de Perales en el Chateau; el regreso de Los Olimareños; Silvio Rodríguez en Instituto y Juniors; La mañana del Octavo Día y las penurias para promocionar artistas prohibidos; los mensajes encriptados entre familiares y prófugos de la dictadura; cientos de artistas que recogíamos con Tito Acevedo para programar Tonos y Toneles; el abrazo que me dio Zitarrosa después del exilio; las lágrimas con Marilina Ross en el estudio de Radio Universidad cuando llegó de España; la giras con Tarragó, Los Trovadores, Zupay; el Cuchi Leguizamón escupiendo coca en el piso de la radio y su arenga de legalización del uso en plena dictadura y después a quemar la noche y apilar latas de cerveza en el Sorocabana; la tarde con Perón en Puerta de Hierro, casi sin saber qué preguntar.

También recuerdo a Paco de Lucía insultándome porque el Club Atenas no era un ámbito para él y yo explicándole que allí cantó Mercedes, Serrat, que estuvo Astor… Nunca me creyó y tuve que devolver las entradas. La noche en que Dino Saluzzi estrenó Carta a Perdiguero en Tonos; Juan Carlos Maldonado y Eduardo Morello, mis primeros garantes para arrancar con mis sueños, la casa y los viajes; mis tres meses en la BBC donde me especialicé en automatización radial, fue tocar el cielo con las manos; la noche con Antonio Carrizo en Festirama contando la historia de las marchas militares; la pila de discos que me regaló Percy Llanos cuando se fue; la foto con Martín Paz y los retos del Tío Pepe; el programa de radio en vivo y directo durante una semana desde Sídney, fue maravilloso, allá era de noche y aquí plena mañana, inolvidable. Así podríamos estar un día recordando experiencias, hasta cuando me echaron de Universidad tuvo su lado inolvidable, de ese despido nació Radio Ancasti y el diario El Ancasti de Catamarca, donde estuve casi dos años.

Toda mi vida está relacionada a los medios, he vivido en ellos. Trabajé con Mabel López, René S. Luter, Miguel Ángel Merellanos, Sergio Villarroel, lo escuché y vi trabajar en vivo a Oscar Luna, a todos le robe un poquito, de todos aprendí lecciones. Mi vida se desarrollo en los medios, recorrí el mundo por ellos, las mujeres más hermosas las conocí allí, hasta llegué a vivir 4 días sin salir dentro de Radio Universidad…”

Ping Pong del ‘Lagarto’

Un Hobby: La Radioafición

Un programa de la televisión cordobesa que no sea el suyo: ADN

Un conductor de TV: mi referente es Cacho Fontana.

Un libro: Las venas abiertas de América Latina.

Una comida: asado.

Un escritor: Borges, Cortázar, Urondo, Conti, Soriano.

Un vino: Ruttini

Una ciudad: Madrid, Paris, Montevideo.

Una canción: Tiempo de Partir (Mansilla – Falú), Ojalá (Silvio rodríguez).

Un político actual: Felipe González, Lula, Morandini, Sabatella.

Una banda o cantante: Rolling Stones, Charlie Parker, Jamie Cullum, Falú, Miles David, Ella Fitzgerald.

La tumba de Faulkner

Por Marcos Calligaris

El cordobés Daniel Groisman presenta su primer libro de cuentos

“Cuentos que corren por épocas diversas, pero que en su mayoría tramitan una infancia iluminada por el brillo de la mercancía”. Esto es lo que propone el escritor Daniel Groisman, en La tumba de Faulkner, su primer libro de cuentos, que se presentará el próximo 7 de octubre.
“Cofradía, Un dilema cárnico” y “La señora Gabornlichkeit o el amor de un judaimon”, son algunos de los cuentos del libro publicado por Alción Editora y que marca el debut de este joven escritor.

¿Qué es lo más difícil a la hora de editar un libro? ¿Por qué escogiste ese título?
Respecto a la publicación del libro no puedo quejarme, fue más fácil de lo que hubiera creído. Llevé una copia a la editorial y el editor aceptó imprimirlo. No obstante, hubo alguna reticencia respecto al título. En un principio pensaba llamarlo Judaimon, significante que de algún modo, al traer a escena los demonios (daimon en griego tiene ese sentido), nombra mi relación conflictiva con el judaísmo. Una conflictividad que para mí tiene un sentido productivo y no peyorativo, porque allí está implicado el amor. Es que la herencia del judaísmo es demasiado grande como para poder aceptarla sin más, sin alguna protesta. Sin embargo, el editor me sugirió cambiar el título porque entendía que cerraba un poco el sentido o que lo volvía algo críptico, indescifrable. Así que a partir de allí, no sin cierta resistencia de mi parte, decidí ponerle el título de un cuento homónimo. Quizá, pienso ahora, porque con este libro también voy cavando de a poco mi propia tumba (Risas).

¿Existe relación entre cuento y cuento?
El haz de sentido que recorre los cuentos, si es que tal cosa existe en la heterogeneidad, tiene que ver con el esfuerzo de ficcionalizar una autobiografía lo más mentirosa posible, pero donde la mentira posibilite decir algo verdadero. Más allá del valor literario, cuestión sobre la que no osaría pronunciarme, lo que me sorprende al leer el libro es encontrarme diciendo cosas que de otra manera me sería imposible decir. Ese es el espacio de libertad que significa, lo único por lo cual para mí tiene sentido escribir.

¿Cuál es la materia prima de los cuentos?
La materia prima de los cuentos son los recuerdos, aunque de los recuerdos después quede realmente poco, ya que intento hacer de ellos el marco de escenarios dudosos,  siguiendo de alguna fallida manera a Andrés Ehrenhaus, un escritor que logró fascinarme porque justamente crea mundos confusos muchas veces parecidos a los que habitan mi propia cabeza.

La presentación
La presentación se llevará a cabo el 7 de octubre a las 19hs. en La Casa de Pepino, Belgrano y Fructuoso Rivera. Por consultas, escribir a: danielgroisman@gmail.com

El autor
Daniel Groisman es Licenciado en Ciencia Política (Córdoba) y maestrando en el área de filosofía por la Universidad de Buenos Aires. La tumba de Faulkner (Alción editora) es su primer libro de cuentos.

Damián Córdoba y el cuarteto del nuevo milenio

Por Marcos Calligaris

Colosales imágenes de Damián Córdoba han invadido estratégicas medianeras de edificios en los cuatro puntos cardinales de la ciudad de Córdoba. Se trata del fiel reflejo de lo que ha significado el crecimiento artístico de este joven exponente del cuarteto, justamente en la meca del género.

Curiosamente Córdoba es catamarqueño y con sus 22 años ya lleva grabados 9 discos con un estilo que, como él mismo gusta definir, vuelve al fundacional ‘Cuarteto Característico’.

Con un plantel de 34 personas que componen su banda, Damián Córdoba es una de las caras visibles de la renovación de un género que sigue batallando a la falta de valoración por algunos sectores de la sociedad.

Todo empezó en Catamarca. Damián contaba sólo 13 abriles y tuvo su precoz debut musical en la banda Los Bingos. “Desde muy chico soñaba con ser cantante y era yo el que animaba las fiestas familiares o de la escuela. Recuerdo que siempre cantaba La Cumparcita, no cambiaba nunca el repertorio. Una vez le dije a mi viejo que mi sueño era cantar en una orquesta y me llevó a Los Bingos. Así empecé”, recuerda Damián.

En esa misma orquesta catamarqueña había surgido la fugaz figura de Walter Olmos. Y fue justamente Olmos quien un año más tarde lo llevaría por todo el país como corista y hasta le daría la oportunidad de cantar en el Luna Park. “Walter me dio la chance de cantar y me conozco casi todo el país con él”, reconoce el cantante con una enredada tonada entre catamarqueño y cordobés.

Pero fue sin dudas su familia la que jugó un rol importante para que Damián se instale como uno de los exponentes cuarteteros más convocantes del momento. Su padre,  ‘Coco’ -como lo conocen los allegados- , fue el primero en confiar en los planes de su hijo, por esa intuición decidió dejar su cargo en la plana mayor de la policía catamarqueña y trasladarse con su hijo a La Docta. “Luego de una navidad Damián me explicó el proyecto que tenía con respecto a su independencia. Vi que tenía muy claros los conceptos y una vez que toda la familia estuvo de acuerdo, pedí el retiro y lo acompañé”, recuerda orgulloso su padre y representante.

No fue fácil. Arribaban  a la capital del cuarteto con lo mínimo indispensable, aunque con mucho entusiasmo. “Llegamos en una combi para 15 personas y éramos 25, pero teníamos un montón de sueños, ilusiones y ganas de mostrar lo que hacíamos. La luchamos dos años y acá estamos”, recuerda Damián, finalmente instalado y con una agenda que lo lleva incluso a recorrer diferentes provincias.

El joven catamarqueño nos cuenta su historia, su presente, sus planes.

Cuando empezaste en Catamarca, ¿el fenómeno del cuarteto iba más allá de Walter Olmos?

Yo considero que Catamarca es una segunda Córdoba. Allá siempre se quiso al cuarteto. Todas las bandas de Córdoba van a tocar ahí. En la época de mi viejo ya iban La Mona, Chebere, Gary, Sebastián, Tru-la-lá. Lo de Walter Olmos no fue casualidad, yo me crié escuchando La Mona y Walter también.

¿Qué significaba para tu familia el hecho de que con catorce años ya estés de gira por el país?

Mi mamá tenía sus miedos, pero mi viejo siempre le decía que me dejara ir porque hacía lo que me gustaba. Yo viajaba solamente los fines de semana porque iba al colegio. Me mandaban de Catamarca a Buenos Aires en avión y de ahí nos íbamos de gira.

¿En qué momento tomaste la decisión de irte como solista?

Fue el día del cumpleaños de Walter Olmos. Me acerqué y le dije “Walter, te agradezco esta oportunidad que me diste, pero ahora quiero formar mi propio proyecto como solista”. Me dijo que sí, y me pidió ser mi representante. Cuatro meses más tarde pasó con él lo que todo el mundo sabe.

Yo seguí por dos años más en Catamarca, tocando por todos lados, hasta que llegó el momento en que necesitaba seguir creciendo. Le dije a mi viejo que quería venirme a Córdoba, la cuna del cuarteto.

¿Qué sabías de la movida cuartetera de Córdoba?

A nosotros nos contaban de la cantidad de bailes que había en Córdoba, y yo soñaba con mostrar acá lo que hacía. Finalmente me instalé y a los dos meses me salió la oportunidad de cantar en el  boliche La Sorda y luego en Maracaná. Después hablé con el representante Marcos Farías, con él laburamos tres fechas seguidas en el Maipú y de ahí no paramos más.

¿Cómo eran esos primeros shows?

Tocábamos para poca gente. Al principio cantaba para cien personas más o menos, pero empezamos a crecer y ya en Maracaná cerraban la puerta con mil doscientas. Yo ya venía desde Catamarca con mi primer disco que se llama “Damián Córdoba, como una puñalada”, y también hacía temas de La Mona y Walter Olmos.

Finalmente llegaste al Súper Deportivo, un lugar emblemático de los grandes cuarteteros.

Si, fue un 8 de abril, después de dos años de lucha en los que llegué incluso a tocar en las veredas de los barrios. Ese salto fue algo que se veía venir, estaba metiendo mucha gente en los otros lugares. Un día dijimos ‘vamos a jugar en primera’, nos sentamos con mi viejo y Marcos Farías y definimos debutar ahí grabando nuestro tercer disco.

Dicen en que en la vida hay que se agradecido, y Marcos Farías formó parte de este éxito por eso aprovecho esta entrevista para agradecerle.

¿Quién es tu referente musical?

Para mí La Mona Jiménez es el más grande estandarte del cuarteto. Gracias a Dios tuve la oportunidad de conocerlo y tenemos una relación increíble. Él me da consejos que yo recepto con muy buena onda. Ya canté un tema con él y ahora le toca a La Mona cantar un tema conmigo, ¿qué más puedo pedir?

¿Cómo definís a tu música?

El elemento de mi música se desprende de La Mona, del cuarteto característico, pero también tengo mi estilo propio. Considero que cada uno tiene lo suyo. Por otro lado, en el cuarteto está todo inventado y cada uno trata su esencia.

¿Qué significa Córdoba para vos?

Córdoba me ha dado todo. El público cordobés es muy difícil, te quiere o no te quiere. Por yo me considero un privilegiado de que me hayan dado un lugar y cariño. Encima tengo por apellido ‘Córdoba’. Mi viejo me dice que yo tendría que haber nacido acá.

¿Volvés con frecuencia a Catamarca?

Lamentablemente ahora estoy yendo sólo para cantar y veo a mis tíos y a mis amigos en el baile.

 

Todo queda en Familia

Damián Córdoba sólo piensa en subir al escenario y cantar. Claro, tiene la espalda bien cuidada, su padre ‘Coco’ lo sigue a sol y sombra, cierra las contrataciones y se encarga de administrar los ingresos. “¿Qué mejor que tener a un padre administrándote? A mí lo que me importa no es la parte económica, si bien reconozco su importancia. Lo que me hace feliz es poder cantar.”, sostiene el catamarqueño. De repente su padre interrumpe atinadamente la entrevista con un comentario: “Como padre yo no quiero a Damián le pase lo que le sucedió a muchas personas que vivieron para el aplauso, mi rol es cuidar lo que gane, que pueda tener una buena jubilación, yo no quiero que malgaste un sólo peso, aclara. “En ese sentido él la tiene muy clara, yo con plata en mano soy un peligro, admite Damián. 

Su padre lo mira sonriente, con cara de complicidad y arriesga aún más: “si fuera por mi hijo, él estaría seco, porque es todo corazón, lo da todo”.

¿En qué te gusta gastar?

Gasto en juntarme a comer asados con mis amigos, en ropa.

¿Qué disfrutas más en los días libre?

Los días que vuelvo de un baile me despierto a las 2 de la tarde para almorzar algo y me voy a dormir hasta 8 de la noche, ceno algo y parto para un nuevo baile.
Cuando no tengo que cantar me gusta despertarme a las 11 de la mañana y por lo general me gusta juntarme con amigos a comer un asado o jugar un partido de fútbol. También me gusta estar con mi familia y si no -ya que estoy soltero-  por qué no con alguna chiquita… (Risas)

Tenés una participación activa en diferentes eventos solidarios…

Eso parte desde muy adentro de uno mismo. Me llena muchísimo poder ayudar a las personas. No es marketing, no me gusta caretearla, para que hablen de mí.

¿Alguien de tu familia estuvo vinculado a la música?

Mi papá me cuenta que tuve un bisabuelo, también llamado Damián, que cantaba y tocaba la guitarra. No tuve la oportunidad de conocerlo, pero me contó que era muy parecido a mí, con ojos verdes… El tipo era picante.

¿Sos creyente?

(El cantante hurga en su pecho, extrae un rosario y lo exhibe). “Con esto te lo digo todo”, afirma.

Tenés muchas fans, ¿cómo te manejás con ellas teniendo en cuenta tu soltería?

Soy un respetuoso de todos mis fans, de todos los que van a verme, porque yo vivo gracias a ellos. “Entonces, la que quiera venir a buscar amor, le damos amor”, concluye entre risas. Pero el amor no se busca, viene solo. Puede que algún día me enamore de una fan, o de alguien que conozca tomando un café.

¿Te imaginas casado y con hijos?

Uno va madurando cada día más. Obviamente tengo mi anhelo de formar mi familia y tener hijos.

 

Las mil y una noches

Goethe afirmaba que “la noche es la mitad de la vida y la mejor mitad”. Pros y contras de una vida nocturna.

La Mona Jiménez cargó en este mismo medio contra los que hablan mal de la noche. ¿Cómo te tomás la vida nocturna?

Cada uno lleva la vida que quiere. La mía es tranquila, de día estoy con familiares, amigos y a la noche voy a laburar de lo que más amo. Así soy feliz y la gente que va a los bailes también es feliz.
Amo lo que hago, y lo haría de nuevo si tuviera que volver a nacer. A veces hay personas que inventan tantas pavadas, que yo no pierdo el tiempo escuchándolas. Será que no son cuarteteros.
La noche no es nada del otro mundo.

¿Qué pensás cuando escuchás críticas sobre los bailes o el mundo del cuarteto?

Como alguien que representa la sangre nueva del cuarteto, lo que yo quiero es que seamos todos unidos, somos todos laburantes de esto, ¿por qué hablar de cosas que desprestigian y le hacen mal al cuarteto? La gente sólo quiere ir al baile a divertirse. Hay que luchar para que el cuarteto, que es la esencia de Córdoba, no desaparezca nunca. Antes iba toda la familia al baile, había matinés, esas cosas tienen que revivir. Yo voy a luchar para que el cuarteto sea bien visto en todos lados.

¿Crees que se puede cambiar esa concepción muchas veces negativa que se suele tener de los bailes?

La gente muchas veces juzga sin conocer. Yo invito a un baile a todo aquel que no sepa de qué se trata, a que vea lo que es la alegría, la diversión. Muchas veces apuntando a lo que sucede en los bailes se intenta desviar la atención de otros hechos muy graves que pasan. Crean fantasmas donde no hay.

Luego de los tristes finales de  Rodrigo y Walter Olmos, ¿Tomaste consciencia sobre el cuidado de tu carrera?

Cuando te toca, te toca, aunque te cuidés te podés resbalar en el baño y te matás. Lo que sí te puedo decir es que es muy importante tener gente atrás de uno cuidando tu integridad. Yo tengo mi familia a mi lado. En otros casos el entorno quiere al artista pero no a la persona.

¿Cómo recordás a Walter Olmos?

En mi caso perdí a un gran amigo, la gente perdió a un gran artista. Era una excelente persona.

¿Cómo es eso de que la gente en los bailes se viste igual que vos?

Es así. Es muy lindo ver que los chicos se cortan el pelo igual que yo, que usan el mismo tipo de remera, jean y zapatillas. Tengo un estilo sencillo.

¿Pensás dedicarte toda tu vida a la música?

Lo que yo siento desde chico por la música, no me lo quita nadie. Si me sacás eso y mi familia, le sacás el sentido a mi vida.

En algún momento, más adelante, me gustaría producir algún número. Por qué no una banda, un solista. Pero nunca me voy a ir de esto. Me encantaría poder mantenerme en esta carrera.

¿Soñás con llevar tu música a otros lugares?

Mi sueño es recorrer todo el país con esta música y por qué no, cruzar las fronteras. Pero para mí Córdoba es sagrado.

Con sólo 22 años, Damián Córdoba tendrá muchas posibilidades de experimentar con un género que desde lo musical a lo social, ha logrado mantenerse a través del tiempo

 

Ping Pong

Un cantante: La Mona, Rodrigo y Walter Olmos.
Un equipo: Boca.
Una bebida: Coca Cola.
Una comida: Guiso de arroz con carne.
Reggaetón: Es una música muy sufrida, del pueblo, como el cuarteto. La Banco.
Un CD que no puede faltar en el auto: La Mona, Tru-la-lá, covers y algunos míos.
Una canción: Hagamos el amor, de mi cuarto disco. Es un tema que me marcó mucho.
La Política: Que se pongan las pilas, hay gente que se está muriendo de hambre.
Hobbies: Jugar al fútbol y después comerme un asadazo.
Un lugar para vacacionar: Mi casa. Es mi bunker, mi templo. Ahí yo estoy en paz con mi familia.

Fotos: Día a Día, PK2 Creativos.

Un bosque en la ciudad del futuro

Por Marcos Calligaris

Ubicado al noroeste de la Ciudad de Córdoba se encuentra el Parque San Martín, un espacio único por la fauna y flora que protege. Allí se combinan ambientes de la provincia biogeográfica del Chaco Serrano y del Espinal, ya prácticamente inexistente en todo el territorio provincial.

En 2008 sonó la alarma para el parque: la información daba cuenta de un proyecto que planificaba la construcción de un puente que partiría la reserva en cuatro partes, poniendo de este modo en peligro la supervivencia de la riquísima flora y fauna de la reserva natural, convirtiéndola en un transitado nudo vial.

Alertados por esta situación un grupo de vecinos de la zona decidió adoptar una posición firme en defensa de la reserva. “Nosotros nos opusimos, armamos un blog, convocamos a especialistas de la Universidad Nacional de Córdoba, a gente de Greenpeace, a la Fundación Vida Silvestre para defender la reserva”, comenta Fernando Faraco, vecino integrante de la agrupación ‘Por la Reserva San Martín’.

Para revertir este proceso, los vecinos de los barrios aledaños comenzaron a sumar día a día adhesiones de instituciones y de ciudadanos cordobeses interesados en defender el último reducto de ambiente nativo que queda en la ciudad. Los objetivos de este grupo de vecinos son claros, además de conservar el bosque nativo, albergar especies animales y vegetales, ofrecer oportunidades de educación ambiental, recreación, turismo e investigación.

Sin embargo no fue fácil obtener una respuesta por parte de quienes deciden el destino de la ciudad. “Primero mandamos un pedido de audiencia al Secretario de Ambiente de la Municipalidad, Fernando Cámara y al secretario de Desarrollo Urbano, Daniel Rey. Nunca nos respondieron”, recuerda Faraco.

Fue la concejal Graciela Villata, también vecina de la zona, quien un día se llegó hasta la plaza donde se reúne el grupo de vecinos y partir de ese momento los argumentos en defensa de la reserva comenzaron a ser escuchados con más fuerza. “A partir de la aparición de Graciela nos sentimos muy apoyados”, sostiene Faraco y agrega: “ella nos convocó al Concejo Deliberante donde nos recibieron todos los ediles”.

Una petición simple y fundamental

“Nuestro pedido fue puntualmente que no se destruyera el último bosque que queda en la ciudad de Córdoba”, recuerda Fernando Faraco, y su reclamo apunta también a crear consciencia en la ciudadanía sobre la importancia de cuidar un espacio que representa el 0,3 % del ejido municipal cordobés, en el que habitan más de 80 especies vegetales y 130 especies de aves.

“Nosotros no venimos de un lugar ecologista o ambientalista en absoluto, en el grupo hay un abogado, una contadora,  una geóloga, un analista de sistema. Somos  gente que nos hemos sentido tocados por el significado del Parque San Martín para la ciudad como último pulmón verde”, aclara Faraco.

Finalmente varios meses después de comenzar a golpear puertas, los vecinos del Parque San Martín, escucharon lo que deseaban escuchar: el pasado 13 de julio, el Secretario de Obras Públicas declaró que no se va a hacer el puente, que no se va a cortar la reserva en cuatro. Asimismo, el Secretario de Ambiente prometió que iban a ubicar diez guardaparques y un móvil en el parque para que se puedan desplazar. “De esto último no cumplieron absolutamente nada”, puntualiza Faraco.

Igualmente, los vecinos sienten que lograron parte de su objetivo que era impedir la división del parque. “Estamos sumamente satisfechos porque hemos tenido muchas adhesiones, tenemos mucha gente que nos acompaña, nos apoya y para nosotros esta tarea es fundamental pensando en el futuro,” afirma Fernando Faraco, quien junto a los demás vecinos se ocupa sábado tras sábado de asistir a la reserva, plantar algarrobos, limpiar y hasta persuadir personalmente a conductores de motos y cuadriciclos para que no circulen por el lugar, algo que está prohibido por la Ordenanza Municipal 9.655, que fija los criterios de manejo del Parque.

A pesar de este pequeño gran logro, los integrantes de ‘Por la Reserva San Martín’ no quieren que tanto esfuerzo quede en el abandono del parque y pugnan por una legislación segura y específica que proteja el espacio verde: los vecinos presentaron recientemente en el Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza para declarar y categorizar al Parque San Martín como “Reserva Natural Urbana”. Fernando Faraco  explica: “le habíamos pedido al Ejecutivo que hiciera un proyecto, pero dieron muchas vueltas y no nos convencía, entonces nos pusimos a trabajar y logramos un proyecto muy interesante que ahora lo tiene el Concejo para debatirlo”. En ese cometido están puestas todas las expectativas de los vecinos del noroeste capitalino.

¿Central Park cordobés?

No siempre las comparaciones son tan odiosas. A veces pueden resultar un parámetro para marcar un rumbo, despertar la consciencia y fomentar la proyección en base a la experiencia de otros.

El Central Park de la ciudad de Nueva York es uno de los parques más grandes del mundo. Con sus 341 hectáreas de hierba y lagunas, representa el espacio más vasto y verde de Manhattan. Posee una de las últimas arboledas de olmos americanos del nordeste de los Estados Unidos y alberga un total de 250.000 árboles. Con respecto a su fauna, lo habitan cerca de 300 especies de animales, entre ellas ardillas, pájaros, peces, conejos, tortugas y ranas. Asimismo 42 especies de aves han sido identificadas en este enclave del corazón neoyorquino.

En Córdoba capital, el Parque San Martín con sus 176 hectáreas posee la mitad de la dimensión del Centra Park, pero se encuentra ubicado en una ciudad de 1.309.536 habitantes, contra los más de 8 millones de personas que tiene que “abastecer” el parque neoyorquino, sin contar el área metropolitana de Nueva York, la cual ronda los 20 millones de habitantes.

En orden de dimensionar el tamaño de la reserva cordobesa, también cabe destacar que el Parque San Martín posee más de tres veces el tamaño de la Ciudad del Vaticano y apenas siete hectáreas menos que el Principado de Mónaco, donde habitan alrededor de 40.000 personas.

Otra importante diferencia con el Central Park es su origen. Si bien el parque norteamericano -cuyo valor inmobiliario se estima en unos 528.783.552.000 dólares-, impresiona con su biodiversidad, el mismo fue creado por la mano del hombre. Estuvieron a cargo de su diseño los arquitectos Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux. Córdoba en tanto, posee un parque con características similares, pero totalmente natural, un bosque en plena urbe, algo quizás inédito en las grandes ciudades del mundo.

“Es interesante ver en un país cien por cien capitalista y consumista como Estados Unidos, un país que busca las formas de inversiones, la manera en que han cuidado ese pulmón en el centro de Nueva York, el modo en que se frenan las construcciones. Nosotros estamos totalmente a favor de las construcciones, lo que no queremos es que se toque ese pulmón, es una inversión a futuro”, concluye Faraco.

Preservar el Parque San Martín constituye efectivamente para Córdoba una inversión a futuro, una de las más importantes si de hablar de planificación urbana se trata, pero fundamentalmente es una inversión para la calidad de vida de las generaciones venideras.

© 2025 Marcos Calligaris

Theme by Anders NorenUp ↑