Por Marcos Calligaris

¿Es o se hace?
Que Mike Amigorena es un tipo extraño, no es ninguna novedad.
Nunca les cerró a quienes lo veían elegantemente trajeado encarnando a Martín Pells, mientras por las noches, travestido, se instalaba en la piel de una maquillada azafata para cantar covers con su banda, “Ambulancia”. “Si no les cierro es problema de ellos, yo soy así”, espeta a propósito, con aire desinteresado.
Acostumbrado tiene a los medios con ese tipo de respuestas que no siempre son las esperadas. Que lo que más le gusta de una mujer son las tetas; que le gusta “hacer nada”; que Francis Ford Coppola -quien lo convocó para trabajar en una película- es “un cero”; que no le piensa contestar a este periodista qué le atrae de su novia Carla Peterson… En definitiva, “qué yo soy así”, responde desganadamente, resguardándose en su carácter.
¿Así cómo? “Así, estoy reflexionando todo el tiempo y al mismo tiempo estoy en el aire. Depende de cómo me agarrés”, agrega.
Entonces caigo en la cuenta que a Mike Amigorena no lo agarré en un buen día.
Excéntrico y provocador, Amigorena ha sido consecuente históricamente con su forma de ser. Con una infancia problemática, ya en su Maipú natal lo pintaban como un inadaptado social. Hasta llegó a robar estéreos de autos y estatuillas de las iglesias para “llamar la atención, conseguir unos mangos y después salir de joda”, según afirmó él mismo en el diario Los Andes, donde escribe su columna “El mundo según Mike”.
En esa especie de diario íntimo el actor da más pistas sobre su infancia: “Era un vago, con muchos problemas de conducta, me echaban de todos los colegios. Repetí tres veces cuarto año”, añade.
Picado el boleto.

Buenos Aires Foja Cero

Aquel mendocino problemático llegó a Buenos Aires en el ’92 con sólo 19 años y para bancarse se las tuvo que rebuscar. Daba lo mismo si comía siendo cadete, promotor, telemarketer o repartidor de pizza, la cuestión era sobrevivir. ¿A toda costa? “Llegué al extremo de andar con alguna mina para que me banque algunos meses en su casa o me pague la luz”, se sincera.
Nada de esto le impidió a Mike Amigorena convertirse en actor, cimentar su perfil, trabajar en teatro, televisión y hasta llegar a formar su propia banda de música. A los 38 años, cuenta con una destacada participación en ciclos televisivos, con el corolario que significó su papel en “Los exitosos Pells”, que le valiera el anhelado reconocimiento público, un Martín Fierro como mejor actor protagonista de comedia y algunos escándalos transmitidos en vivo y en directo por la prensa del corazón.
No sólo eso. Mike también se dio el gusto de formar “Ambulancia”, un show musical que se apoya en interpretaciones actorales y que interpreta clásicos que van desde ‘Boys don’t cry’, de The Cure, hasta ‘Trigal’, del inolvidable Sandro.
Y probablemente una faceta que disfruta mucho es su amor por el teatro.  El “Jim Carrey argentino” -tal como lo apodó Sebastián Ortega-, ha participado en más de una decena de obras, entre ellas “El niño argentino” y “El testigo”.
Actualmente Mike se encuentra de gira con “La noche antes de los bosques” y ese desafío lo trae a Córdoba.

¿De qué se trata “La noche antes de los bosques”?
Es una obra bastante intensa de Bernard-Marie Koltès, que está considerado uno de los mejores dramaturgos del siglo 20. La obra es un vómito del alma. Se trata de un personaje desconocido, que no tiene nombre y que quiere buscar alguien para pasar el rato.
En medio de esa búsqueda, de ese ruego, pasa por diferentes estados de la vida, del amor, de la soledad.
Es un reflejo de lo que somos, de cómo nos regimos, de quiénes nos rigen.

¿Termina el público convirtiéndose en una especie de  interlocutor de ese personaje?
Sí y no, porque al hablarle al público, también se habla a sí mismo. La persona a la que se dirige puede ser cualquiera de nosotros, es una metáfora.
Con una puesta en escena de Alberto Negrín, es una obra vanguardista. El público cordobés va a ver un espectáculo internacional, atemporal.

Has afirmado que no te gusta leer, ¿cómo hacés a la hora de prepararte para una obra de esta envergadura?
Lo hago a partir de una imagen. Yo cierro los ojos y veo qué puedo hacer, pienso en qué haría esta persona. Obviamente tengo la mirada de Alejandra Ciurlanti, que es la directora y así le dimos forma a este extranjero. Al texto lo tengo que memorizar y en este caso es tan difícil, que me llevó tres meses hacerlo.

¿La obra tiene adaptaciones específicas para el público argentino?
Tuvimos a aggiornarlo, hay una pequeña adaptación en cuanto a modismos, palabras, pero no está toqueteada la obra.

Siguiendo con el teatro, ¿qué es lo que se viene?
En enero empiezo a ensayar Hamlet.

¿Disfrutás más el teatro, la tele o tocar con tu banda?
Disfruto todo, pero tengo que hacer una cosa por vez, todo junto en demasía me aburre. Entonces del teatro tengo que saltar a la televisión, hacer algún un ciclo de ‘Ambulancia’.
Hacer un unitario no te exige mucho, son pocos días. Pero si estuviera haciendo tiras, como el caso de ‘Los exitosos Pells’, haría eso nomás.

Los Pells y algo más

Personificando a Martín Pells, “el presentador de noticias más famoso del país”, Mike Amigorena y Carla Peterson se convirtieron en las estrellas del momento, de la comedia del momento. ‘Los exitosos Pells’ fue un descollante éxito de Telefé y la pareja trascendió la pantalla. ¿Qué sobrevino tras ese éxito?
Mike también habla de su modo de ver las cosas, de lo que le gusta de una mujer, de sus tiempos libres y de su amor por Mendoza.

Con ‘Los exitosos Pells’ te viste sobreexpuesto, ¿cómo analizás ese momento dos años más tarde?
Fue una consecuencia. Al principio fue como algo muy brusco y ahora está más asemejado. Así lo vivo, no es algo que me desequilibre.

En tu momento de mayor apogeo, llegaron las polémicas y afirmaste que eras demasiado ‘ingenuo’ para manejarte en el medio. ¿Cambiaron las cosas hoy?
Sigo siendo ingenuo. Hay una parte de mí que es así, no lo voy a cambiar a eso, no tengo intenciones de cambiarlo.

¿Es verdad que sos amante de los deportes extremos?
Me gusta mucho el desafío, lo extremo. Siempre me gustaron las disciplinas riesgosas, pero lo hago con consciencia porque ya no tengo 20 años y trabajo con mi cuerpo. Es más peligroso esquiar que saltar en paracaídas desde 4 mil metros.

También declaraste que te gusta “hacer nada”. “Hacer nada” no es compatible con realizar disciplinas riesgosas…
A mí me gusta hacer nada porque vivo haciendo cosas. Entonces cuando no tengo algo para hacer, no hago nada, no me busco otra actividad. Hacer nada significa no tener nada predeterminado, estar suelto de cabeza, tanto sea para ver tele, comer un asado o para tomar un café con un amigo.

¿Volvés a Mendoza con frecuencia?
Sí, claro. Allá me quedan los amigos de la infancia, de la secundaria.
Mendoza es mi tierra, ahí está toda mi familia, todo lo que tengo lo traigo de ahí.

¿Volverías a vivir allí definitivamente?
Me gustaría alternar. Me gustaría estar en Buenos Aires una época y cuando no trabajo volver a Mendoza o viajar.

¿Se podría definirte como un tipo ‘colgado’?
Yo soy así, es natural en mí. Estoy reflexionando todo el tiempo y al mismo tiempo estoy en el aire. Depende de cómo me agarrés.

¿Por qué cantás vestido de mujer?
Es una cuestión de imagen. El show tiene una estética definida y a mí se me ocurrió ser una azafata y después devino en una institutriz. Es solamente improvisación visual, libre albedrío. Lo del grupo es una mixtura entre el teatro y la música.

¿Qué es lo que más te atrae de una mujer?
Las tetas.

¿Seguís de novio con Carla Peterson?
Sí.

¿Qué es lo que más te gusta de ella?
Eso no te lo puedo decir.

¿Es o se hace?

Mike Amigorena es y se hace, depende de cómo lo agarrés.