Por Marcos Calligaris

Midachi es más que un trío humorístico. Con más de 23 años de trayectoria, Miguel, El Chino y Dady se complementan para seguir alimentando la fórmula del éxito.

La historia de Midachi comenzó en 1983 en una peña santafesina. “Los Comiserios” era el nombre del dúo original que conformaban El Chino Volpato y Miguel del Sel. Más tarde se acopló Dady Brieva, un tipo que hacia monólogos.

No la tuvieron fácil al principio. La hicieron desde abajo y cuando se dieron cuenta, ya estaban dando vueltas por América Latina –‘fue desastroso’, recuerda Dady- y actuando en Mar del Plata y Villa Carlos Paz.

El año 1988 fue importante para ellos. A la gran Buenos Aires le habían caído simpáticos.

A partir de allí llegaron consagraciones, separaciones; cine para uno; disco de salsa y merengue para el otro; programas televisivos propios; dirección teatral; protagónicos en novelas. En una palabra, las hicieron todas.

Hoy el destino los volvió a unir como trío. Algunas arrugas no se borran fácilmente con maquillaje, pero el talento está intacto.

En realidad ahora tampoco son sólo tres, más de 60 personas conforman el staff de los Midachi, que vuelven a encontrarse con su público allí donde el encanto los congregó por primera vez, en las tablas del teatro.

En la previa de una función, Revista Yas! los reunió en una entrevista sin desperdicio.

Miguel Del Sel

El atrevimiento

Miguel Torres del Sel es un petiso atrevido. Amante de la familia, de su Santa Fe natal que nunca abandonó, e hincha perro de Unión, este ex profesor de gimnasia le pone la cuota de osadía al trío.

Padre de tres hijas, Miguel asegura que nunca se hubiera imaginado este presente cuando todo empezó. Y tiene motivos para estar sorprendido. Su éxito trascendió las tablas y en la actualidad es una figura televisiva de primer nivel, condujo su propio programa, hizo cine, grabó tres discos de Salsa…lo que se dice, todo un artista.

¿Qué balance hacés hoy de tu carrera?

Todo es sensacional. Uno no se imagina que en la vida pueden pasar tantas cosas, calculá que el Chino y yo somos profesores de Educación Física…

¿A qué otras te dedicaste?

Fui empleado del Banco Nación en Esperanza (Santa Fe); luego fui empleado de Agua y Energía Eléctrica, donde primero fui peón, hasta llegar a Oficina de personal y Contaduría. Además estudié dos años para Contador y dejé, también estudié un año de traductorado de inglés.

Personalmente fuiste protagonista de muchos éxitos paralelos a Midachi. ¿En qué te falta incursionar?

Como grupo, creo que nos falta hacer una película para terminar nuestra carrera. Un grupo humorístico como nosotros, con nuestra trayectoria pero en Estados Unidos u otro país, ya habría hecho varias películas de humor. En Argentina, que es un país difícil, todavía no se nos ha dado. Personalmente no puedo pedir más.

¿Qué hay detrás de la elección de seguir viviendo en Santa Fe a pesar de tu éxito en la capital?

Cada uno toma su decisión en la vida. Con mi mujer decidimos quedarnos en Santa Fe porque allí están nuestras familias, ella tiene dos locales de ropa para niños, está mi equipo de fútbol, Unión, la pesca, el campo, el colegio de mis nenas, sus amigas, etc. Cambiar todo eso significa mucho despelote. Aparte ir a Buenos Aires es sinónimo de peligro, toda una nueva adaptación a una ciudad gigante donde todo te lleva mucho tiempo y yo a todo ese tiempo lo gano corriendo por la costanera o haciendo un fútbol 5 con mis amigos.

Pasaron 23 años y la gente se sigue riendo de la misma manera con ustedes, sin embargo la realidad del país ha cambiado mucho desde entonces. ¿Cuál es la fórmula del humor?

Nosotros nos renovamos permanentemente. Nuestra formula es como la de esos técnicos de fútbol que están 4-3-3 ó el 3-5-2 desde hace muchos años. Quiero decir, cada uno tiene su fórmula. Cada humorista encontró su lugarcito y a ese lugar tenés que tratar de perfeccionarlo, de renovarte y finalmente, creo que uno se termina ganando al público por el esfuerzo, por los huevos y el corazón que le pone a este oficio.

Al revisar su carrera caemos en la cuenta que Miguel Del Sel en realidad no necesita disfrazarse, es todo un personaje.

Dady Brieva

El talento

Dady Brieva es sin dudas un talentoso, el perspicaz del trío. Cuando era Rubencito Enrique Brieva, este santafesino nacido un 5 de marzo de 1957 , vivió en un humilde barrio llamado María Selva. Sus padres, más realistas que conservadores, no querían que este jovencito de pera pronunciada se dedique a la actuación. Para un padre comisario como el suyo, la actuación era “cosa de maricones”.

Hincha fanático de Colón de Santa Fe, Dady fue el último en unirse al trío y en poco tiempo, a fuerza de monólogos, se convertiría en una pieza fundamental del grupo. Pero antes del Olimpo de la fama argentina, Dady, al igual que sus compañeros había tenido una vida normal, era un empleado más de la administración pública.

Midachi fue un éxito rotundo, es sabido, pero Brieva nunca se conformó sólo con su papel en el trío, “me divierte mucho laburar”, asegura. Y su palmarés lo avala: fue director, guionista y actor del film ‘Pedile a San Antonio’, conductor del consagrado ciclo ‘Agrandadytos’, protagonista de exitosas novelas como ‘Gasoleros’, ‘El sodero de mi vida’ y ‘Los secretos de papá’.

Los Midachi están nuevamente juntos y Dady evidentemente tiene mucho para contar.

¿Cómo definirías tu trayectoria en Midachi?

Siempre me preocupé por laburar en esto y tuve la suerte de tener a este grupo. Después le dimos para adelante pensando en tener éxito.

¿Actor de teatro, de novelas, director de cine, conductor televisivo… ¿Qué rol te gustó más?

En todos disfruté mucho. Son como varias novias y cada una tiene cosas lindas, así que siempre la pasé muy bien.

¿Qué es lo que más disfrutás durante el show de Midachi?

El monólogo, sin dudas, hablar con la gente. Luego también hay una parte del espectáculo en la que Miguel hace “La Tota” y yo me cago de risa.

¿Los Midachi son amigos o compañeros de trabajo?

Nosotros nos juntamos para trabajar. Hace mucho que estamos juntos, hemos compartido más entre nosotros que con nuestras familias y nos llevamos muy bien, pero la gente por ahí tiene la fantasía de que estamos todo el día juntos. A veces me pasan cosas insólitas. Una vez estaba en Punta del Este un 23 de diciembre y me preguntaron ‘¿Y el Chino?’. Yo le respondí ‘estará en su casa’…

Contame una anécdota que siempre recuerdes del grupo.

Hubo muchas. Recuerdo una vez que suspendimos una función en Villa Dolores por falta de público. Después en Comodoro Rivadavia, nos cagaron con la plata y nos tuvimos que volver.

¿Estás cansado de dar notas y ser un centro de atracción?

No, porque me lo tomo como parte de un trabajo que recién termina cuando llego a casa.

¿Tenés algún proyecto pendiente?

Me gustaría hacer radio. Me atrae la idea de levantarle el ánimo a la gente por la mañana. Lo lindo es que hoy por hoy puedo darme el gusto de elegir el laburo que más me gusta.

En definitiva, Dady no tiene techo artístico y en cualquier momento puede sorprender nuevamente con alguna de sus locas creaciones.

Chino Volpato

El perfil bajo

No es el más gracioso ni el más ocurrente, pero la presencia del Chino Volpato completa a un trío que sin él, no sería lo mismo.
“Se dice que de los Beatles los más talentosos eran Paul McCartney y John Lennon; que George Harrison tocaba más o menos la guitarra, y que Ringo era un croto. Pero no me imagino a los Beatles con otro baterista que no fuera Ringo”, dispara Dady Brieva y continua con otra semblanza: ‘En el fútbol los que salen en la tapa del Gráfico son los que hacen goles, pero los que juegan para el equipo, los sacrificados, nunca son tan reconocidos’. La comparación tiene un sólo blanco, El Chino Volpato, ‘el tercer Midachi’, el hombre del que no se conoce tanto.

Miguel del Sel se prende en la conversación y dispara: ‘El chino hace el contrapunto, hace del otro extremo, algo que en el humor siempre tiene que estar: el gordo y el flaco; el serio y el gracioso; el petiso y el alto. En este caso somos dos tarados y él es el serio’.
Y los elogios para quien se encarga de la dirección de los espectáculos de Midachi, no se limitan sólo a lo artístico. Para Del Sel, el Chino ‘es un ser humano espectacular, y Dady recalca sus cualidades de “gringo piamontés, laborioso, cerebral, duro y fuerte”.

 

El profe Volpato

Pero vamos desde un principio. O mejor dicho desde el momento en que hay que tomar una decisión importante en la vida.
Darío “el Chino” Volpato era estudiante de Educación Física y la cosa pintaba enserio. Si hasta la Universidad Católica de Santa Fe había tomado la decisión de confiarle la dirección técnica de su equipo de básquet. (Volpato siempre recuerda que tras llevar a sus dirigidos a obtener casi milagrosamente un torneo, luego ‘aparecieron dos o tres equipos que querían que los dirigiera’)>

Mientras tanto, los Midachi ya andaban haciendo de las suyas por ahí y el Chino se la jugó. ¿Continuó dando clases? No, se fue con los otros dos atorrantes. “Mi familia me decía ‘Chino, te estuvimos bancando cuatro años para que estudies’. Pero la decisión ya estaba tomada. Volpato se había dedicado a lo artístico, algo que ya había saboreado a los 12 años cuando formaba parte del grupo de folclore ‘Los Litoraleños’.

Sumado posteriormente Dady al grupo humorístico, comenzaron una carrera vertiginosa que los catapultó a la fama en muy poco tiempo.

Y el Chino siempre mantuvo un perfil bajo. ¿Perfil bajo en el humor?, se preguntaran muchos.

Bueno, mejor digamos, ‘se convirtió en el contrapunto del grupo humorístico más importante de las últimas dos décadas en nuestro país’.

Y valga la analogía con los Beatles. No me imagino a los Midachi sin Volpato.