Por Marcos Calligaris

Promedia la una de la tarde de un martes primaveral. Fuimos convocados a esa hora en una espaciosa casa de la zona norte de Córdoba Capital.
Allí nos abre la puerta una señora quien muy cordialmente nos anuncia que Jean Carlos nos atenderá en breve.
Y así sucede. En en instantes Jean Carlos se presenta ante nosotros. Lo acompañan algunos de sus músicos que luego se despiden.

Al mismo tiempo, su familia almuerza mirando el programa de Mirta Legrand. Él todavía no va a comer, argumenta que tiene “los horarios cambiados” y recién se le despierta el apetito a las 15 horas. Entonces aprovechamos y nos ubicamos junto al cantante en unas cómodas reposeras de su amplio patio.

Allí, desde la calma que brinda el hogar propio, el artista se apresta a responder con tono bajo y relajado todas nuestras preguntas. Las alusiones a su Fe religiosa, no pasarán inadvertidas.
Jean Carlos nació en el seno de una familia muy humilde de la República Dominicana y pudo cumplir su sueño de triunfar en otro país.
Creyente fervoroso de Dios, junto a sus 13 hermanos tuvo que arreglárselas ayudando a su padre pintando obras para poder subsistir. Pero de chico ya amaba cantar.
Inspirado en ‘Menudo’, la banda del momento en Latinoamérica, tuvo su propio grupo de baladas, aunque no logró nunca dejar de ser ésta una experiencia barrial.

El joven dominicano siguió probando suerte con otros proyectos artísticos, pero fue recién a los 19 años cuando recibiría su primera propuesta interesante: desde la lejana Argentina, un tal “Negro Videla” le proponía contrato para desempeñarse en las filas de un género musical llamado Cuarteto.

Así llegó a Córdoba. No fue para nada fácil al principio, pero Jean Carlos se fue instalando de a poco. Pasó por la banda de Videla, por la de Sebastián y Trulalá, hasta que finalmente le llegó su oportunidad como solista: en 1996 lanzaría su primer disco “Como yo los amo”, logrando imponer su estilo propio. A partir de ese momento Jean Carlos se ha convertido en un ícono del cuarteto y uno de los pocos que logra trascender los límites provinciales.

Hacía un tiempo que no se te veía…

Estuve con poca presencia en el medio. Necesitaba un relax porque ya no tenía tiempo para mi familia, quería trabajar más tranquilo, en paz, viste que los medio a veces te vuelven loco. Entonces dije, “hasta que no empiece a trabajar con el disco, no voy a hacer nada”. Ahora hemos empezado de a poquito y en días nos largamos con publicidad nacional.

¿Habías dejado de hacer presentaciones también?

No, lo que pasa es que estuve presentándome más afuera, San Luis, Catamarca, Mendoza, San Juan, Buenos Aires, Santa Fe, La Rioja, Formosa. Fueron presentaciones más que nada en festivales.

Tenés buena presencia más allá del arco de Córdoba…

Sí, mi presencia creció mucho a nivel nacional. Pegó mucho mi estilo afuera y de hecho trabajo más en otros lados que en Córdoba.

En Buenos Aires tenés buena aceptación…

En Buenos Aires los más conocidos son La Mona, Rodrigo y Jean Carlos, después olvidate. Y hoy para ellos no hay otros referentes del cuarteto que La Mona y yo.

¿Por qué crees que pudiste instalarte a nivel nacional? ¿Qué tenés que no tenga otro intérprete u otra banda de cuarteto?

Se trata de dónde quieras llegar y qué visión artística tengas. Hay gente que se conforma con estar siempre en el mismo lugar, yo siempre luché por que me conozca el país. Lo que pasa es que el manager que tenía antes, (Gregorio “Chichín”) Ledesma, quería hacer las cosas más acá.

Hablando de proyección nacional, ¿hasta dónde te gustaría llegar?

Siempre digo que me gustaría llegar hasta donde Dios me lleve. Cuando me inicié en esto, lo hice cantando baladas y luego terminé haciendo cuarteto. Y siempre me pregunto “¿Terminar en qué?” Y es Dios quien va a llevar a uno va y a determinar qué es lo que voy a terminar haciendo.

¿Te gustaría lanzar un disco de baladas en algún momento?

Me lo han propuesto. Pero hay que verlo bien porque es un mercado muy cerrado y uno sin apoyo no puede hacerlo. Me lo pidieron mucho, sobre todo las personas mayores. Creo que para hacer algo así, hay que tener perspectivas internacionales, si no, no lo hagas.

¿Cuánto tuvieron que ver tus padres en tu vocación?Mi papá era cantante aficionado y tuvo mucho que ver, me empujó mucho.

Un muchacho de barrio en Santo Domingo

Al igual que muchos artistas, Jean Carlos no tuvo una infancia cargada de privilegios. Todo lo contrario, tuvo que trabajar y ayudar a sus padres procurando un mejor pasar.

¿Cómo era la situación socioeconómica de tu familia en República Dominicana?

Era la situación de toda familia humilde. Vengo de una familia de trece hermanos en la que teníamos que ayudarnos unos a otros. Mi papá era maestro de obra en cuestiones de pintura y mi mamá era militar. Con su trabajo mi padre nos crió a todos e incluso ese oficio fue el que aprendimos nosotros de chicos.

¿Y con el tiempo pudiste ayudar a tu familia?

La primera vez que vine a Córdoba, tenía 19 años y firmé un contrato por 3 meses con el Negro Ángel Videla, que en ese momento salía de Chebere. Cuando llegué me di con que acá era otra historia, pasamos por momentos muy difíciles. Y antes de hacer algo por mí, yo pensé primero en ayudar a mis padres. Recuerdo que cuando me empezó a ir bien, lo primero que hice fue ahorrar para comprarle una casa a mi madre, y yo todavía no tenía la mía. Le compré su casa y después Dios me premió con la mía. Por eso creo que todo es una cuestión de actitud.

¿Cómo te pintaron Argentina a la hora de venir?

Éramos muy ingenuos. Era octubre de ’89, y nos pintaron que en Argentina rendía muchísimo el dinero. Que acá uno ganaba millones, pero claro, por aquel entonces la moneda era el Austral. (Risas) Ya estábamos pensando en regresar a República Dominicana y hacernos un edificio, un hotel…

¿Cómo ves la situación política actual de Argentina?

La veo difícil, no como antes, pero está complicado. Yo viví una momento muy complicado con el corralito, perdí mucho dinero ahí, y fue un momento de mucha incertidumbre, incluso estuve al borde de la separación.
Siento mucha lástima por la gente grande que ya no va poder recuperar lo que perdió.

Luego de esa experiencia, ¿en qué invertís ahora lo que ganás?

Creo que lo mejor es vivir una vida plena y decir, “si hay que ir de vacaciones, me voy de vacaciones”. Lo que tengo que gastar con mi familia, lo gasto y disfruto. Luego del corralito aprendí que a la vida hay que vivirla de otra forma.

¿Volvés seguido a República Dominicana?

Si, siempre voy. Antes iba cada 8 meses pero desde que mi mamá se enfermó voy más seguido. Mi papá falleció y mi mamá está muy enferma. Mi mamá es lo más preciado, lo que más amo, no puedo dejarla de lado. Se dice que a todas las flores hay que regarlas en vida.

¿Con qué frecuencia te reunís con tus 13 hermanos?

A veces es difícil coincidir con los que viven en Italia o Estados Unidos. Pero en algún momento nos encontramos. Lo más lindo es en diciembre cuando nos juntamos tanta gente en la mesa, imaginate que tengo a todos mis hermanos, 27 sobrinos…

¿Seguís cómodo en Córdoba?

Si, gracias a Dios. Estoy contento porque hice muchos amigos, me he rodeado de gente muy buena y es hecho de estar bien espiritualmente  te lleva a pensar que todo es bueno, que todo es lindo.

¿De qué se va a tratar tu nuevo disco?

Vamos a grabar algunas baladas, pero vamos a seguir dándole a la gente lo que le gusta. Algunos me han pedido que haga otras cosas, pero no quiero confundir. El nuevo disco va a ser un producto genuino de Córdoba, muy bailable, pero con el mensaje del señor ahí.

Por lo que emerge de tus palabras, veo que sos muy creyente.

Si, primero estuve en la Iglesia Católica y luego en la Evangélica. Pero más que decir la Iglesia Evangélica, yo creo que la iglesia es Dios en momento. La gente ya no quiere que le hablen de religiosidad, quiere que le hablen de Dios. Cuando se le habla a la gente de religiosidad, es como que divide, y Dios no es un dios divido, es uno sólo.
No te olvides que los que sacrificaron a Jesús fueron los mismos religiosos. Personalmente estoy en una etapa de mi carrera en la que estoy cultivando más mi relación con Dios.

Esa espiritualidad… ¿no choca con la vida nocturna que te ves obligado a llevar?

Antes me costaba mucho el hecho de estar en la noche, pero con el tiempo Dios me hizo sentir de que yo estoy ahí, en un lugar donde no llega ningún predicador, para darle un mensaje a la gente. Siempre tomo 2 minutos del show para hablarle a la gente de que no todo está perdido, de que hay un Dios que está al lado nuestro y que a veces lo ignoramos. En un ambiente donde se mueven tantas cosas, que aparezca alguien y te hable de Dios… parece un extraterrestre.

Con la misma serenidad con la que transcurrió la entrevista, Jean Carlos nos acompaña hasta la puerta y nos despide.
Esa tranquilidad contrasta con la imagen de aquel avezado y enérgico cantante que días más tarde se presentará en algún baile cordobés.
Esa tranquilidad no es casual. Jean Carlos da muestras sobradas de tener claro cómo le gusta vivir.

Ping Pong:

Un cantante: Sandro
Un libro: La Biblia
Un disco: Todos los de Michael Jackson
Un político: Carlos Menem
Un lugar: Miami
Una bebida: El vino, aunque no soy de tomar.
Una comida: Pasta
Una mujer: Que sea inteligente y que esté siempre pisando la tierra.
Una estación del año: El verano.
Una influencia: La idiosincrasia argentina.
Un hogar: Córdoba.
Un amigo: Jesucristo
Una frase: “Trata bien a la gente cuando estés arriba, porque la puedes encontrar cuando estés bajando.”