Por Marcos Calligaris

*Entrevista realizada en vísperas del Mundial de Fútbol de Alemania 2006.

Julio Grondona es el amo del fútbol argentino. Presidente histórico de la Asociación Argentina de Fútbol, y vicepresidente de la FIFA, Grondona es una figura controversial y polémica que ha sabido-podido mantenerse en el poder de la institución deportiva más fructífera del país, conviviendo con un crisol de gobiernos dictatoriales y democráticos que pasaron por la Casa Rosada.

A los 74 años ‘Don Julio’ afirma tener la conciencia tranquila por su gestión y fiel a su estilo frontal nos habla del significado del mundial y de su aporte a la cultura futbolera de Argentina.

¿Por qué los argentinos nos desvivimos tanto por el mundial?
No soy sociólogo para contestarte una pregunta de esa naturaleza, pero creo que en nuestro país los chicos ya viven esa pasión desde que están en las panzas de sus madres.

¿Usted pudo ver algún otro acontecimiento que genere lo mismo?
Para mí no hay ninguna disciplina que se compare con un torneo de esta naturaleza.

¿Entonces qué diferencia al fútbol de otras disciplinas?
El principal diferenciador es que se juega en todos los continentes y no todos los deportes tienen esa virtud. Además se practica a un nivel bastante parejo en todos lados, se puede competir y por ende despierta mucho interés.

¿En qué consiste el trabajo a nivel dirigencial para que Argentina esté en esta competencia?
Desde la dirigencia se trabaja mucho previo al mundial para que todo llegue ordenado, para no fallar en ningún aspecto y tener la tranquilidad espiritual de haber hecho lo imposible para estar mejor de lo que se pueda estar. Luego de haber hecho todo eso bien, te presentás a una competencia con todos los pasos dados como corresponden y con la tranquilidad de haber actuado como debe ser.

¿Cuál es el aporte de Julio Grondona para que Argentina tenga el mote de potencia futbolística?
Mi aporte es que cuando tuve la oportunidad de llegar a FIFA, actué como corresponde defendiendo todos los intereses de Sudamérica y Argentina, y llegué a ser el vice-presidente primero de esa institución.

En muchas ocasiones se le ha atribuido la potestad de tomar decisiones futbolísticas, tales como incidir en las convocatorias de la selección o mover piezas… ¿Qué hay de cierto en esto?
El poder que tengo en AFA me limita a actuar dentro de los parámetros que me corresponden. Muchos piensan que me puedo meter en lo que no me corresponde, pero no soy tan tonto como para hacerlo. Hay que respetar a los que están.

Con tantos años en la dirigencia, ¿puede sentirse ‘hincha’?
Si no fuera hincha de la selección argentina tendría que estar en algún lugar que no sea el fútbol.

¿Pero sufre mirando un partido?
No, yo veo los partidos muy tranquilo. Miro al fútbol como un juego donde se puede ganar, empatar o peder. Eso sí, lo que no me gusta es hacer papelones.

Hace unos días desilusionó a muchos argentinos diciendo que se conformaba con que la selección llegue hasta cuartos de final. A pocos días de la competencia, ¿ continúa conformándose con lo mismo?
Claro. Que llegue hasta cuartos…para después poder seguir.

Ahí cambia la cosa Don Julio…
Claro, primero llegamos a cuartos de final, después seguimos y Dios dirá que pasa.

¿Cómo le gustaría que lo recuerden las generaciones que no lo van a conocer?
La historia lo dirá. Pero a mi me interesa mucho mi familia. Después, creeme, no necesito ningún reconocimiento, lo único que quiero es vivir con tranquilidad y tratar de llevarme el pensamiento de que hice humanamente todo lo que pude.