Entrevista a Titi Ciabattoni, periodista
Por Marcos Calligaris

Caminar por las zonas más populosas de la peatonal cordobesa es sinónimo de escuchar al unísono la voz característica de un conductor que monopoliza el dial tienda a tienda. La postal se reproduce en muchísimos hogares de la capital, él es uno de los periodistas más escuchados de la radiofonía cordobesa y se erige desde Radio Popular.

Se trata nada menos que de Héctor Hugo Ciabattoni, aunque todos lo conocen desde siempre como ‘Titi’. “Mejor, si es un nombre espantoso”, arremete de entrada.

Nació en Bell Ville 40 años atrás, y de su ciudad guarda los mejores recuerdos. Allí fue donde dio los primeros pasos de una profesión que no heredó ni cerca, que forjó desde el llano por méritos propios.

Sus padres -“Los Ciabattoni”- venían de otro palo, tuvieron históricamente la concesión del bar de la terminal de ómnibus bellvillense y sería allí mismo donde el pequeño “Titi” pasaría sus primeros años de vida. “Mi crianza fue prácticamente en ese bar, vivía y dormía ahí, en una pieza del fondo. Crecí ahí, en el campito del colegio comercial, en el río, en el Club Bell, con la muchachada del barrio. Era mucha vida de calle”, recuerda con tono nostálgico.

Ya desde aquella temprana edad lo había cautivado la radio. “Me llamaba mucho la atención la radio y desde que recuerdo me gustaba relatar fútbol”, asevera. Así fue como un día, con sólo trece años se presentó en la histórica Radio Unión con la “intención de colaborar”. A partir de ese momento comenzó a ser el chico de los mandados. “Hacía de todo, atendía el teléfono…me acuerdo que tenía una motito Zanella y me mandaban a recorrer todas las canchas de la ciudad buscando los resultados de fútbol de las categorías cuarta y quinta, ¡ni siquiera de la primera!”.

De Bell Ville a Córdoba, con escala

Aquel niño amante de la radio comenzó a crecer, empezó a tener más participación y pronto le llegaría una oportunidad que marcaría un antes y un después: a los 19 años, luego de algunas experiencias ya como conductor, puso al aire “Va por vos”, un programa  de música “cheta”  muy escuchado y que marcaría a toda una generación de bellvillenses. “Cada tanto me encuentro con gente de la zona y me preguntan ‘¿Che, qué sos del Ciabattoni que hacía aquél programa?’”, reconoce.

Paralelamente a su primer éxito radial, el “Titi” relataba fútbol y fue a través de ese talento que llegaría su primera oportunidad laboral en Córdoba. “Yo tenía casetes grabados con goles y los hice llegar a LV3, donde me había enterado que necesitaban gente en deportes. A los dos días me llamó Rony y me hicieron un contrato por un año. Viajé un montón relatando a los equipos de Córdoba”, recuerda.

En 1994 Mario Pereyra le informaría a Ciabattoni que a la radio llegaba Víctor Brizuela con su equipo y que él no estaba en ese proyecto. “Mario me preguntó qué otras cosas sabía hacer, yo le comenté sobre mi experiencia en Bell Ville, así que me hizo leer algunas noticias y me dijo: ‘Bárbaro, venite para Córdoba que algo vamos a hacer’”, recuerda y agrega entre risas “Me mandaron a hacer móviles, no tenía idea de por dónde andaba”.

Algo iban a hacer. Así fue como finalmente nace en Córdoba, Radio Popular. Nacía para Ciabattoni la posibilidad de hacer lo que le gustaba.

“Rony me preguntó si me animaba a conducir algo bien informal. Yo no sabía mucho de cuarteto pero ahí me largué,” agrega.

Desojando la margarita

Pasaron cuatro años de gran éxito y ya en la cima del género, Ciabattoni protagonizaría el pase radiofónico del año. Luego del suceso de Radio Popular, el conductor se mudó a Radio Suquía, su competidor directo en el dial. Luego de algunos años retornaría a la emisora que lo hizo famoso.

“Llegó un momento en que la Popular había quedado sólo con el estilo de cuarteto y tenía ciertos límites. Yo siempre fui de hacer programas propios, de moverme con libertad, entonces me cansé un poco. Le planteé a Mario (Pereyra) que quería hacer otra cosa más abierta y me dijo que no había lugar para eso. Entonces hablé con Farías, de la Suquía y él me dijo: ‘vení acá y hacé lo que se te cante’. Me fui para allá.”

¿Hubo mucha gente que se mudó de radio siguiéndote?

Hubo más gente que se mudó a la Popular cuando volví. Yo terminé un viernes en Suquía y al lunes siguiente arranqué con todo mi equipo nuevamente en esta radio. Cuando llegó la medición de Ibope ahí sí el cambio había sido total.

Para volver luego a Radio Popular tuvo que haber cambiado algo…

Sí, cuando me llamó nuevamente Mario le recordé por qué me había ido y me dijo que hiciera en la Popular lo mismo que hacía en la Suquía. Fue un momento histórico para mí, también había aparecido Mitre, así que había negociaciones con las tres radios.

¿Te imaginás en televisión?

No me imagino qué tipo de programa podría hacer. En la época del Canal Suquía, me tocó hacer unos remplazos y ahí me di cuenta de que estaba en bolas para hacer televisión, no sabía ni a dónde mirar. 

¿Te sentís sobreexpuesto en la radio?

Sí. Te doy un ejemplo, yo no tengo drama en decir que vivo en Belgrano y Caseros, y a veces cuando salgo a las 7 de la mañana, tengo dos o tres taxis esperándome para traerme a la radio. “Yo sabía que un día te iba a agarrar”, me dicen.

¿Tenés buena relación con las bandas de cuarteto?

En los primeros tiempos de la Popular, cuando apareció como un boom, tuve mucha más relación, comíamos asados, había muchos abrazos y nunca conocías la verdadera intención de esa amistad. Luego cuando me fui a la Suquía me di cuenta de que la cosa había cambiado, que a las bandas les convenía más estar en la Popular y dejaron de invitarme a comer asados, de llevarme discos…Supongo que son los gajes del oficio, te va bien y vienen los amigos del campeón, te va mal y te saludan desde la vereda del frente.

¿Y tus amigos quiénes son?

Mis amigos siguen siendo los de Bell Ville, y algunos que he hecho acá…

¿Cómo arrancás a la mañana, tenés una agenda?

Mi desayuno de café con leche y medialunas, es sagrado. Tengo una agenda de música armada y después todo va surgiendo. Me gusta mucho improvisar, por eso a veces también meto la gamba.

¿Cómo hacés cuando te sentís mal o estás cansado y tenés que conducir con todas las pilas como un día corriente?

Tengo la ventaja de que me gusta lo que hago. Cuando me tocaba laburar de mozo en el bar de mis viejos y entraba un cliente apenas abríamos, decía: “Uh, ahí viene este cu…” No me gustaba. En cambio en la radio es distinto. Llego prendo la compu y arranco con buena onda.

Muchos políticos desearían tener la llegada que tenés sobre tu audiencia. ¿No te tentaron para hacer política?

No, yo a los políticos los mato. ¿Vos crees que a mí me van a escuchar Giacomino, Schiaretti, o Juez? A veces cuando pasan cosas, me sale el tano de adentro y los mato al aire. Así que no sé si los pocos funcionarios que pueden escucharme me tendrán simpatía.

Popularcito, un amigo

Uno de los personajes que acompañan a Ciabattoni desde hace muchos años es el  entrañable Popularcito. Hincha perro de Talleres, algo maleducado y políticamente incorrecto, muchas veces le hace pasar vergüenza al conductor.

“En una época no lo hacía aparecer mucho y algunos me decían que yo estaba celoso de él. Pero no, con el tiempo aprendí que tiene que aparecer cuando realmente tiene algo bueno para decir y no hablar porque sí”, comenta.

La pegada fue impresionante. Yo siempre fui de imitar mucho, ya en Bell Ville lo imitaba a Brizuela, o a personajes de Buenos Aires, y Popularcito surgió como uno más. Hay gente que me dice: “a vos te salvó Popularcito”.

Ciabattoni casero

Pese a moverse en un ambiente bien fiestero, el “Titi“ se define como un tipo muy tranquilo y poco salidor. Dentro de poco su cambio de estado civil le traerá algunas repercusiones con la audiencia y en especial con su inseparable compañero, Popularcito.

A los 40, ¿cómo llevás la soltería?

Primicia absoluta: el mes que viene me junto. Me agarraron, pero ahí nomás.

¿Te toca de local o de visitante?

Primer tiempo en mi casa; segundo tiempo vamos a ir otro lugar.

¿Te cargan mucho los oyentes por tu noviazgo tardío?

Sí, me cargan, aunque no tanto porque ella no es del ambiente. Se llama Daniela y es de Monte Leña, un pueblito de menos de 500 habitantes que queda a 5 quilómetros de Bell Ville.

¿Está en los planes casarte, tener hijos?

Sí, a quién no le gustaría tener una familia, estar enamorado, que tu mujer esté enamorada de vos, tener chicos hermosos, una casa, una auto, un buen pasar económico. Yo vivo el día a día y nunca se me había puesto en la cabeza el tema de la familia y ahora se ve que me está cayendo la ficha. Espero que no sea tarde. (Risas).

El problema acá es qué va a hacer Popularcito…

Que popularcito haga su vida. Se vuelve a su casa con su mamá. Él tiene su barrio, su vida, sus amigos. La madre de Popularcito, es una mamá muy particular.

¿Cómo aprovechás los tiempos libres?

Me gusta mucho el deporte, así que practico bastante. Cuando llegás a los 40 te empiezan a doler las piernas, los tobillos. Ahora me estoy largando a hacer Paddle, un deporte de viejos.

¿Tenés en mente algún que otro proyecto aparte de la radio?

No, si tengo que salir a laburar, cagamos. Será el bar de toda la vida de Los Ciabattoni. (Risas). La verdad es que me va muy bien. Da para vivir bien y tranquilo de esto, gracias a Dios.

¿Volverías a vivir a Bell Ville?

A eso sí lo pienso. Capaz que cuando me jubile, me gustaría vivir los últimos años allá. Es un ritmo de vida más lento, tenés los clubes, los asados. Caminar por el centro acá y chocarme con la gente me molesta.

Con la naturalidad y la tranquilidad de quien hizo de su vida lo que realmente deseó, el “Titi” Ciabattoni se prepara para conducir un nuevo programa. Y seguramente así encarará el resto de su carrera, de su vida. Con esa serenidad del hombre que se inventó a sí mismo.