Por Marcos Calligaris

En junio llega a Córdoba un merecido homenaje a María Elena Walsh.

Se trata de “Varieté para María Elena”, basado en el popular tema “El viejo Varieté”, de la poetiza y que será presentado en La Ciudad de las Artes.

La obra fue ideada por Gerardo Sofovich, y cuenta con una importante multiplicidad de actores, bailarines, cantantes, magos, malabaristas e imitadores, que se despliegan bajo la batuta de Aníbal Pachano.

Mucho tiene que ver Pachano en esta obra que celebra las canciones más emblemáticas de la autora traducidas a un musical.

En apuros uno podría definir a Pachano como coreógrafo, pero su vida es bastante más compleja que eso, casi un mismo varieté. Basta comenzar aclarando que de arquitecto pasó a bailarín sin escalas (dejando la metáfora de lado, fue justamente una escala en Nueva York lo que le produjo el clic).

Pero quién más es Aníbal Pachano. Él mismo nos tira una soga: “Soy una buena persona, con infinidad de ilusiones, que trata de cumplir con ética y respeto al prójimo. Además de arquitecto y bailarín, soy Director de Puesta, vestuarista, iluminador, escenógrafo y multifacético en casi todos los rubros que componen la creación de una idea o un espectáculo,” afirma.

Auto referencia consumada, nos sumergimos en el mundo Pachano. Periplo hacia los confines de un personaje poco convencional, que nos ayudará a tener noción sobre una obra de justificadísimo fin.

Sos arquitecto ¿Cómo fue que pasaste de ese mundo al del espectáculo?

Siendo arquitecto había desarrollado un montón de ideas y proyectos como Documentista de Obra y encargado del desarrollo general de toda la documentación que desarrolla un proyecto.

Siempre trabajé para otros estudios de arquitectura, demasiado cerebral y con poco desarrollo de mi cuerpo, diría mucha cabeza y poco cuerpo.

Por casualidad, viendo un espectáculo de Tap -donde conocí a Ana Sans, mi ex mujer-, y por insistencia de un amigo, empecé a bailar como un hobby. Eso luego se transformó en un proyecto, en una empresa casi única llamada Botton Tap S.R.L. y que durante casi trece años proyectó una infinidad de propuestas teatrales

¿Sentís que tuviste dos vidas?

Tuve dos proyectos profesionales importantes, recibirme de una profesión apasionante como es arquitectura, que desarrolla la capacidad de diseñar el espacio del otro como usuario, y luego como bailarín y director de espectáculos, que diseña un mundo de ilusión de los espectadores.

¿Es cierto que eras amigo de Piazzolla? ¿Qué anécdota recordás de él?

Conocí a Piazzolla por casualidad a los quince años cuando era cadete de RCA Víctor y me mandaron al Luna Park donde se desarrollaba el Festival de la Canción de Buenos Aires. Astor presentaba ese día “Balada para un loco” y fue abucheado. En medio de una lluvia de monedas, ambos estábamos parados en la base del escenario y tres días después, esa canción que no había ganado, se transformó en uno de los éxitos más importantes de su carrera.

La segunda anécdota que recuerdo es ver a Piazzolla y su mujer Laura Escalada, parados en la puerta de camarines, emocionados y felicitándonos por nuestro espectáculo “Amapola”.

Una vez en las tablas, ¿Cuál fue la obra que más te marcó? ¿Qué significa hoy Botton Tap para vos?

No fue sólo uno el espectáculo que marcó mi carrera, sino que a lo largo de estos 25 años siempre hubo etapas importantes. Es importante “Amapola”, por ser la ópera prima, por el éxito y el despegue artístico que provocó; “Evita” cuya presentación de la película en Argentina fue el primer trabajo importante para Disney Argentina de una persona tan emblemática y controvertida. También está “Tangou”, que marcó el cambio personal después del quiebre de la empresa Botton; por su parte “Smoke” fue otro cambio y la generación de un personaje personal, un quiebre estético que marcó en mi artista una nueva forma estética y la creación de un personaje de cabaret.

“Varieté” en tanto, me dio la posibilidad de participar de un homenaje a una autora tan ilustre (por María Elena Walsh) y unirme a un personaje tan importante y controvertido como Gerardo Sofovich.

“Botton Tap” fue el primer hijo creativo que permitió mi desarrollo personal, artístico, y generar un estilo de trabajo a la manera de “Pachano”.

Dicen que sos un tipo difícil ¿Te considerás así?

Me considero un tipo exigente, obsesivo, comprometido con lo que hace, lo que dice y piensa, y seguramente lo que me hace difícil es decir la verdad, ser sincero sin perder los valores importantes de la vida; difícil sobre todo en un momento complicado para los argentinos, donde se pierde todo a pasos agigantados.

¿Por qué afirmaste que no sos “el estereotipo que esta sociedad busca”?

Yo siempre digo que soy el anti-héroe, el anti-padre, con una imagen muy particular que me separa desde varios ángulos según se me mire. Una mezcla de femenino-masculino pero con un toque singular, una mezcla de Museta y de Mimí.

¿Qué es lo que más disfrutás fuera del trabajo?

Lo que más disfruto es el proceso de creación de una idea, el desarrollo, la producción y cuando llega el momento de plasmarlo en un espacio y tiempo.

Sofovich y María Elena Walsh, un combo

¿Cómo surgió la idea de homenajear a María Elena Walsh?

La idea surgió de Gerardo Sofovich con el consentimiento de María Elena Walsh y Gerardo me convocó, me contó algunas ideas y yo fui aportando otras en un tiempo muy corto. Sobre todo le planteé que quería tener a mi cargo toda la estética del show e integrar a su empresa todo mi equipo creativo. Y así fue.

¿Qué significa para vos trabajar con Gerardo Sofovich?

Trabajar con Gerardo fue un desafío y a la vez algo sorprendente por la manera tan profesional y de respeto como nos relacionamos. Formamos un muy buen equipo de trabajo que me permitió desarrollar mis ideas con absoluta libertad. De la misma manera traté de valorizar e interpretar todas sus ideas e inquietudes y se transformó en una dupla interesante, con respeto y lleno de halagos por parte del público y de la crítica.

Sin embargo en una entrevista para La Nación dijiste que habías sido muy crítico de Sofovich. ¿Qué fue lo que cambió?

Fui muy crítico, es verdad, pero se lo pude verbalizar. También admití que tenía una visión equivocada de su persona, y hoy se ha transformado en una relación de respeto y admiración mutua. Recibo de su parte una contención que a veces todos los artistas necesitamos.

¿Cómo describís la obra desde tu óptica? ¿Con qué se encuentra uno al verla?

La obra es un homenaje a algunas de las canciones más emblemáticas de la autora, traducidas en un musical que a su vez es un homenaje al mundo de las variedades. Es la unión de un montón de artistas, cantantes, malabaristas, magos, bailarines, acróbatas, que unidos conforman una estética nueva, una forma diferente del viejo varieté, con lujo, buen gusto y tecnología de primera.

El público se encuentra con una cantidad de artistas talentosos, con un rigor y compromiso único. Es un espectáculo alegre, positivo con un vestuario deslumbrante y una puesta de primer nivel.

¿Cuál es tu aporte en el proyecto?

Mi aporte es toda mi experiencia, mi compromiso, mi credibilidad, y sobre todo mi forma diferente de ver este mundo del espectáculo, aportando una estética única que fui desarrollando a lo largo de 25 años de trabajo.

Picado el boleto. Aníbal Pachano es muchos. Muchos al mismo tiempo. Y probablemente lo que mejor represente esa diversidad, ese mundo complejo que es su vida y esa “forma diferente de ver el mundo del espectáculo” sea el varieté que presentará en la Ciudad de las Artes.

Salud, María Elena.